Retrato, pintura psicológica, la figura humana, inspiración en las personas, en lo humano, exploración de la mente, carácter, la mirada del otro… tema muy explorado y muy trillado, pero ¿Por qué es? Por qué nos apasiona tanto? Este tema lleva años creando mucho interés a artistas de todas las generaciones, y resulta indudable lo que a algunos nos mueve mirar al otro, al otro que no soy yo, pero que me refleja el yo. Y hasta yo pienso que no es nada nuevo, que para qué alimentar esa rama tan explorada, pero luego observo en que comemos diferentes tipos de pizzas y aun así vamos a descubrir nuevas y a saborear la misma receta hecha por diferentes manos. Comparación de apariencia banal pero… ¿Por qué un nuevo cocinero debería de dejar de cocinar una pizza? 

Cada artista es una lente nueva, y no porque haya muchos artistas que han dedicado su vida a observar al ser deben de dejar de aparecer nuevos observadores. Siempre hay más que investigar, porque siempre hay nuevas personas donde profundizar y nuevos prismas desde donde poder reflejar. ¿Acaso a alguien no le gusta la idea de lo que su solo ser puede llegar a generar en una pieza artística? Que un desconocido como puede ser el pintor nos indague desde el asombro, sacando a relucir todas nuestras más brillantes y oscuras caras, dejando pasar horas en su estudio recorriendo todo nuestro ser con el exclusivo fin de crear algo intransferible, con una semilla ubicada dentro de nosotros, pero que brota el fruto en ese cuadro.

No soy especialmente fan de poner palabras al lenguaje no verbal, como es el caso de la pintura. Pero por la educación que hemos tenido se nos hace difícil separarnos de este medio y porque a su vez pienso que que sentido tiene mi labor si no puede conectar contigo. Habrá personas que entren a la pintura por la puerta mágica de los sentidos y no necesiten una escalera de palabras, pero en cambio otras necesitarán esa mano conceptual para también tener la oportunidad de disfrutar del placer de sus sentidos. 

Incluso confieso que yo misma a veces la necesito, ya que como todos estoy atrapada en una mente compartimentada, pero esta bien, se acepta porque ambos caminos llevan al objetivo último: conectar con una emoción en el cuerpo indescriptible y voy a tratar de hacerlo pero ni tan siquiera debería, porque repito esta experiencia es intransferible.

 

Empieza desde el centro de mi pecho, bombea  una fuerza que no es solo un latido, algo allí no puede ser contenido, quiere salir toda esa luz, lo intenta por cada fisura que encuentra a presión, y empieza a escapar. La mente queda inundada por un agua preternatural y el cuerpo empieza a sentir un Sí rotundo. El cuerpo propio se queda pequeño, y ni tan siquiera consciente todo quiere salir de ti en forma de amor, que a veces es lágrima, sonrisa o una mirada y visión que vuela hacia arriba como si la tierra también le quedará pequeña.

 

 

 

Desde mi mediocre experiencia, cada ser es un puente hacia lo divino. Cada ser que nos cruzamos o atraemos creo que tiene algo magnífico que enseñarnos, nada es casualidad ni coincidencia, por lo tanto en vez de tratar de llevar a esa persona por nuestro terreno  y hacerla pasar por nuestro prisma intento lanzarme al interior de sus aguas, como una exploradora. Dejo que me invada el asombro de una niña ante cualquier estímulo que perciba, intento quedarme muy quieta, dentro de mi, para poder escuchar al otro, para saber cuales son las emociones que hacen palpitar a esa persona, para saber, no tanto lo que quiero dibujar, sino que emoción quiero transmitir. Y  desde ahí interpreto si a esa persona le es más fácil sentir una emoción a través del pensamiento pienso entonces que mensaje será el que pueda causar esa emoción.

Porque al final lo que experimente y no tanto entienda es lo que me interesa, la idea de que la experiencia en el cuerpo y en el corazón sea tan potente que pueda incluso sedar a la mente.

Cuando miro a alguien, para no quedarme en la diminuta superficie física que ocupa, pienso en mí, inevitablemente, en toda mi capacidad de sentir vivir y experimentar y pienso wow otro ser en potencia, muy humano pero con capacidades que a la mente todavía le parecen inhumanas.

Todos creamos y sabemos crear, inagotables.

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